Está llegando el fin de mi primer año de experiencia fuera de casa sin familia y amigos, en donde tuve que hacer mi propia vida, hacer nuevos amigos, aprender a cocinar, limpiar, tender y doblar la ropa, en fin lo que uno tiene que hacer para poder sobrevivir de una manera sencilla y limpia.
Sí fue un año muy duro en la que la suerte no me acompañó, en la que ha habido momentos de bajón y de pensar “que coño hago yo aquí”. Creo que con lo poco que escrito en este blog he transmitido muchas partes negativas y me gustaría comentar la parte positiva en la que uno se da cuenta justo al final.
Tuve mucha suerte de tener un equipo como este, se convirtió en una familia para mí y para la mayoría del equipo, en todo el año no hubo ningún conflicto entre ninguno de nosotros, cosa que es muy constante en la mayoría de los equipo. Nunca me dejaban pagar una cena, una barbacoa, una copa, lo que fuese, siempre entre ellos pagaban lo mío porque querían. Siempre estaban atentos a lo que me pasaba, me preguntaban por las clases, las notas, alguna de las mujeres de los jugadores se ofrecían para ayudarme en los estudios. Bueno la convivencia con dos jugadores más en tu piso no es que sea muy agradable, porque siempre hay uno que es un guarro que no vale la pena hablar de él (único jugador con el que no me he llevado bien), pero hay que hablar del otro compañero, Iván (jugador del 90 de Valladolid) siempre se ha comportado bien conmigo le pedías cualquier favor y te lo hacía sin ningún problema, era con el que siempre hablaba en casa y con el que me reía mucho. También me gustaría nombrar a Pablo Sánchez, jugador espectacular que de un momento a otro de puede ganar un partido, del que he aprendido mucho, porque siempre que hacía algo mal me echaba la bronca y que siempre me contaba cosas para ayudarme en los momentos más críticos.
A un que estuve todo el año sin jugar ellos me acogieron como uno más del equipo, y he aprendido una barbaridad de cosas dentro y fuera de la cancha. Los compañeros del instituto y de clase pos muy bien, siempre que les pedía algo me hacían el favor o cualquier cosa que no entendía me lo explicaban sin ningún problema, en realidad era el puto rey en el instituto, un ídolo para los más pequeños y un sex-symbol para las niñas jeje.
Lo más espectacular de todo era como el pueblo trataba a los jugadores de bien, éramos muy especiales para ellos. Es espectacular ver que un pueblo de 3000 habitantes y que de esos el 90 % de ellos estaban en el pabellón en el que tenían que estar de pie muchos de ellos porque no cabían dentro, el pabellón temblaba en la hora de los partidos y te daba una sensación que jamás había sentido antes. Lástima que no hayamos podido ascender a LEB Oro, la suerte no nos ayudó, en el ascenso directo estábamos primeros empatados con otros y nos ganaron por puntos y en la final de playoff volvimos a perder.
No me arrepiento de haber estado aquí a pesar de lo mal que lo he pasado, ha sido una experiencia espectacular que jamás en la vida la olvidaré. También quería decir que he aprobado el bachiller y no me ha quedado ninguna, así que me queda una semana para prepararme para selectividad, tener suerte, y terminar este infierno.
Espero verles a todos pronto.