Bueno, bueno, impresionante! Me encanta como va el blog. Sus pensamientos, dudas, sensaciones, historias y demás “genialidades” me han conmovido, sobresaltado, divertido y asombrado. Incluso hay ocasiones, cuando describen esas experiencias de equipo, que me dan una envida infinita. Es irónico, como siendo tan grande uno puede sentirse tan pequeño (no son aires de sobrado, soy muy alto por si no me han visto nunca). Es maravilloso como se ha construido este lugar eterno donde podemos mostrarnos unos a otros lo que de verdad pensamos y sentimos, algunos tienen diarios, otros incluso amigos invisibles a quienes plancharle la oreja, nosotros tenemos un blog. Hasta ahora solamente he intervenido con un pequeño dilema social y unos cuantos comentarios rudimentarios, y desde hace rato he intentado elaborar algo interesante, pero hoy he decidido subir de nivel y abrirme, como han hecho ustedes. No es que estuviera escondiéndome, simplemente no me había concienciado de lo que estaba pasando en mi interior hasta hoy.
Para situar a los que no conocen mi historia, me he venido a estudiar fisioterapia a Madrid. No es ninguna aventura arriesgada la mía, estoy viviendo con unos familiares encantadores, no pago alquiler, ni agua, ni luz, ni internet, solamente el abono transportes, la universidad y mis caprichos. Estoy de p*** m****! Aun así tampoco es un campo de rosas, ser estudiante tiene lo suyo, lo saben tan bien como yo, y me estoy esforzando por sacar las mejores notas posibles para mantener mi beca. Además, añadido a los conflictos internos de todo adolescente, paso por un momento de sensiblería y nostalgia porque es la primera vez que me separo de mis seres queridos para empezar a independizarme (aunque no esté en absoluto independizado y no estoy a más de 2 horas en avión de volver a casa), lo cual seguro les suena a todos.
Bien, ¿ya están situados? Pues hoy he suspendido el examen práctico de conducir, ¿y qué carajo tiene que ver esto con todo tommy? Se preguntaran ustedes. Simple, ha sido mi primera ostia. Como bien habrán interpretado al leer mis circunstancias, todo me va fenomenal y no me puedo quejar de nada en absoluto, pero esta mañana cuando mi profesor de autoescuela me ha dicho que había suspendido se me cayó el mundo encima. No es nada grave, no se ha acabado el mundo (aun no es 2012), sin embargo yo sentí que me había fallado a mí mismo. Lo había dado todo para que todo siguiera marchando bien, no obstante a una semana de volver a casa ya empezaba a flaquear. El sueño de la noche anterior donde volvía triunfante a casa con mi carnet provisional y le daba una gran sorpresa a algunos de los cocreadores de este espacio, se derrumbó un en una milésima de segundo. El tema me trajo de cabeza toda la mañana, el mediodía y gran parte de la tarde. Repasaba el fallo que me condenó y me acordaba de cierto examinador con ciertos pensamientos hostiles, una y otra vez, mientras volvía a casa, mientras comía, mientras ayudaba al abuelo a organizar los sellos, mientras iba a la universidad, mientras examinaba los músculos de un cadáver donado a la ciencia. No había manera de olvidarlo, el hecho de que en la vida no todo sale como uno quiere no me consolaba. Predecía un fin de semana muy largo. De repente, durante mi regreso en metro, debido a la imagen de un guiri junto a su hijo disfrazado, recordé una película que vi hace poco “Run Fat boy Run”. Una comedia británica que trata un tema que me encanta; EL PODER DE LA VOLUNTAD Y LA ENTRGA EN NUESTRAS ACCIONES. Entonces me di cuenta de que no lo he dado todo, ni mucho menos. Si puedo volver a levantarme, aun puedo enfrentarme a todo. Y no me refiero a que todavía me queden ocasiones de presentarme al examen y aprobar, lo que entendí en este momento fue que por fin siento que lo que hago tiene sentido, que me sirve para algo, que me realiza.
Este pequeño percance en mi camino, el cual parece no tener más complicación, tan común, me ha ayudado a descubrir una de las verdaderas metas personales. Yo ahora tengo un vacio menos que cubrir y espero que mi testimonio les haya enriquecido un poquito, igual que los suyos a mí.
1 comentario:
Dime cuántas veces te has caído
y te diré cuánto has avanzado.
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Me alegro muchísimo de "verte" de nuevo por aquí.
De que te hayas lanzado a la arena.
De que te derrames, sin miedo ni vergüenza.
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