Se vida eternamente nos pediste, nos diste los medios y lo esperaste.
Se un alma brillante escribiste, nos diste ejemplo y lo esperaste.
Chispeantes en el cielo con los pies en la tierra, nos indicaste. Nos diste la mano y nos guiaste.
Lo imaginaste, lo soñaste, lo viste, y lo creaste.
Nos dijiste, nos mostraste, nos guiaste, nos liaste.
Nos pediste, nos metiste, nos uniste y animaste.
Lo sabías, que podías que debías y querías.
Te seguimos, te creímos, te escuchamos, te imitamos y alucinamos.
Te seguimos, te creemos, te mostramos, alucinamos y te queremos.
Eres grande, pequeño. El más grande, el más pequeño.
| Quisiera ser brillante, pero a penas ilumino. Envidio al que es brillante y de veras alucino.
Y admiro... la capacidad de crear, de leer e interpretar con total normalidad y arrastrame sin parar a una nueva realidad.
La capacidad de comprender, de saber lo que hay detrás, sin el esfuerzo de mirar, para después dejarlo ver y hacernos participar.
La sensibilidad de sentir y a la vez de transmitir sin tenerlo que explicar y sin dejarme de abrumar.
Yo no paro de buscar, pero no puedo encontrar y no lo quiero aceptar sin dejarlo de intentar.
Mientras, sólo puedo aclamar a los que me hacen disfrutar con toda su genialidad y su gran capacidad... de crear.
Yo, al menos, como tantos otros que se quedaron en el tratar, si no soy brillante como tal, sí soy capaz de detectar a los que sí lo son de verdad.
Y mi historia al fin tiene sentido para mí: buscándoles, guiándoles, cuidándoles, animándoles, admirándoles... y... amándoles.
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