Vivimos en un mundo
tan falso,
tan falso como la
piel de las mascaras,
dónde la palabra ya
no vale nada
y el nombre es sólo
un eco,
el eco de una
sombra, vacío.
Vivimos en una
carrera sin fin,
nuestra meta es un
risco.
Aquí la muerte es
libertad
y la vida un abismo.
Vivimos en una
sociedad suicida,
de corbatas que
ahorcan,
de sobredosis
nihilista.
Vivimos buscando una
pregunta
y morimos perdidos
en respuestas.
¿Vivimos?
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