Primero que todo, feliz año a todos. Se me ocurren varias ideas para una entrada sobre el año nuevo, pero no aportaría nada nuevo que no hayan escuchado en anteriores “noches viejas”. Sin embargo me urge explayarme aquí sobre un tema que lleva un ratito mareándome el encéfalo. Resulta que cuando llegue a casa (canarias) tuve una gran conversación con un gran amigo (nuestro Adrián). Empezamos a las tantas y a las tantas más acabamos. No tengo ni idea de cuánto tiempo estuvimos, pero fue el tiempo exacto y necesario para hablar de lo que teníamos que hablar… de todo. Y entre tema y tema descubrimos que tenemos otro gran punto en común. Prefiero no detallar demasiado sobre él, pues no es ese punto concreto sobre el que quiero gastar palabras sino sobre la idea general que surgió, y más que nada porque no tengo el consentimiento de Adrián para sacar a la luz tal intimidad.
En esta ocasión mi cuestión fundamental trata sobre una de las acciones constantes de nuestro razonamiento, la de elegir. Esa en la que enfrentamos todas nuestras opciones y seguimos o cogemos la mejor. Hay elecciones más fáciles y otras más difíciles. La trascendencia de nuestra elección suele ser la raíz de la indecisión, no obstante el elemento que define ese nivel de duda me parece que es nuestra capacidad para distinguir cual de nuestras opciones es mejor: Me explico: obviamente es más difícil optar por una carrera universitaria que escoger el sabor de nuestro batido gigante. En cambio cuando estamos en una situación límite, pongamos el caso extremo de que nuestra vida pende de un hilo, tomamos decisiones casi con la misma sencillez con la que actúan nuestros reflejos (no me molestaré en exponer el proceso biológico que lo explica), y nuestra supervivencia es más importante que nuestros estudios y gustos, ¿o no?
Pues por eso digo que lo que nos cuesta es distinguir cual de nuestras alternativas es la más conveniente. Y resalto el “más”, puesto que no siempre lo verdaderamente conveniente está entre las posibilidades. Y sin andarme más por las ramas (que podría), ¿cómo determinar esa conveniencia? Según definición de aquel que me acerque más y mejor al fin propuesto, sería fácil para los casos donde el objetivo es concreto; un trabajo, un gusto, vivir. Sin embargo no es lo mismo cuando lo que eliges es tu persona. En ese momento, tras varios cabezazos contra la pared comparando opciones caí en la cuenta de lo evidente, la clave principal es tener claro tu objetivo. Por favor no se rían de mí, no sé si a ustedes les habrá pasado alguna vez y es que cuando me encontré con una bifurcación en un tramo importante de mi camino me perdí leyendo las vallas publicitarias de todas las circunstancias y condiciones que tiene cada salida y se me olvidó cual es mi dirección. Lo que da pie a otra incógnita, ¿cuál es esa dirección? Desagraciadamente esto es lo que pasa cuando uno intenta descubrir los fundamentos de su vida, que en la respuesta a cada pregunta acaba descubriendo otra.
Así que espero que esto te haya ayudado querido amigo, es muy simple y poco revelador. Pero muchas de las soluciones que tanto buscamos son las más sencillas y humildes, y hay ocasiones en las que ni siquiera tenemos que elegir. A los demás gracias otra vez por permitirme desahogarme ante ustedes y espero no se arrepientan de haber empezado a leer esta entrada.
4 comentarios:
Me ha gustado tu planteamiento y algún día escribiré sobre ello, aunque ya alguna vez, he dado alguna puntada.
En efecto, de acuerdo con el objetivo que nos marca el camino y también de acuerdo que muchas veces lo perdemos y derivamos a sitios no deseados.
Pero la vida tiene unas reglas y una de ellas es la capacidad de elegir que a mi me parece maravillosa y lleva implícita por supuesto, la capacidad de equivocarse.
Tenia un amigo, entrenador ya fallecido, que le gustaba escribir y un día escribió algo que decía mas o menos " soy feliz porque me equivoco y quiero seguir equivocándome". un abrazo para tod@s
encantado Andrés, me alegro de que te haya gustado. pero tranky que no es a equivocarme a lo que tengo miedo, gracias de todas formas, y con tu permiso y el de tu amigo me apunto la frase.
permiso concedido
jejejejejeje
feliz año
Es la leche tener amigos. Y que perfecta me resulta la sensación de haber reunidos a todos en este sitio para leer cosas así de ellos.
Te quiero Tommy, por si no te lo dije aquella noche. Y Gracias de nuevo.
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