EL SALTO DEL TIGRE
¿Quién dijo que el kamasutra era una visión divertida, lúdica y espiritual de practicar el sexo? Sin duda el que opinó eso, es porque nunca lo intentó llevar a cabo. Hay distintas "posturitas" que se pueden practicar. Casi todas ¡incomodísimas! ¿Dónde está la diversión? ¿En el dolor de espalda del día siguiente? ¿En la inflamación sufrida en las rodillas? Veamos algunos ejemplos. Pero solo los más clásicos.
Estás con tu pareja tranquilamente en pleno climax. A tope y a tono. Cuando todo parece ir bien se te ocurre decirle aquello de: ¿por qué no hacemos tal posturita? Es justo cuando detectas esa mirada mezclada de asombro (qué coño quiere este tío ahora) y de (bueno vale, no vaya a pensar que soy una estrecha) y tú te llenas de valentía y propones.
Por ejemplo, el 69 (eso si tienes la suerte de que tu chica ya se haya atrevido a probar los aromas más indiscretos de tu cuerpo). Para cada persona hay un manera de sentir mejor. Que es exáctamente la que tu no acertarás nunca la primera vez. Me explico: chupar, lamer, morder, usar manos. Intenta cualquiera de ellas primero, apuesto lo que quieras a que no darás tino. ¿Todo a la vez? Podría ser una buena idea. Por cierto, muy original eso de los números y tal, pero puestos a seguir sumando podríamos hacer un 71, que es un 69 más dos dedos. O para los más atrevidos un 269, que es un 69 y cada uno con una botella de 100 Pipers. Podríamos seguir multiplicando pero ese no es el fondo de la cuestión.
Pero tú no te rindas, no. Pídele la que más te guste. Cualquiera. Una de las clásicas y más conocidas es la postura de "el perrito". Esa que a tantos nos vuelve loco, y que cuando estás en el cielo bendito oyes ese susurro que dice... "para, para, me duele un poco" Y en el que todos hacemos lo mismo. Paramos un segundo y nos pensamos que es algo pasajero, como si no lo dijera enserio e intentamos continuar, hasta que ya nos damos por vencidos y nos retiramos del propósito.
Pero no pierdas la esperanza, tú, aventurero del amor. Sabes que el otro día ella se puso a tope cuando vio por la tele a un tío fornido y atractivo que subió en peso a una rubia espectacular y le hizo el amor contra la pared salvajemente. Y allí estás tú dispuesto a satisfacer sus deseos sexuales. Lo cual ocurrirá dos cosas. O bien le revientas el cráneo contra la pared, o bien cual Popeye, la intentas levantar en peso y te das cuenta que sigues siendo un pelele sin fuerza ninguna y tus brazos y piernas tiemblan y sufren calambres, y acabarás reventándole el culo cuando se te resbale y caiga al suelo. Que casi es mejor que decirle que no tienes fuerza. Pero nunca, nunca, repito, ¡nunca! Le digas que pesa mucho. ¿Vale?
Llegado a ese punto es cuando te rindes y dices. Venga, ponte encima. Y la respuesta se adivina sola, aparece casi de la mano: "Es que estoy cansada y además, siempre me muevo yo, gandul". Y es entonces cuando tú abatido y ella ya pensando en qué se pondrá para salir esa noche intentas llevar a cabo una misión.
Pues eso, que lo mejor es el clásico misionero. Que se le puso ese nombre porque era misión intentar tener algo de buen sexo sin necesidad de acabar con heridas o roturas o con un abandono repentino de la habitación.
Todo esto suele ocurrir en los primeros años de sexualidad en pareja, cuando hay inexperiencia, timidez, falta de comunicación, etc. Tiene cura. Luego se aprende a disfrutar. El sexo es de lo mejor que me ha pasado en la vida. Incluso, muchas veces sólo el sexo es un canal para llegar al amor, y no al contrario. Y con el tiempo he cambiado de opinión con respecto a él. Quién lo diría. Pero como todo, absolutamente todo. Si lo haces de verdad, no importa ni cómo, ni cuándo, ni qué. Sólo hazlo de verdad. Disuélvete con tu pareja (o con las dos a la vez) hasta que seas uno solo. Y disfruta lo que es sentirse como una sola persona. ¡Ah! y usa condón.
PD: lo del salto del tigre es un chiste, no es enserio. No se tiene puntería y duele, por si lo quieren probar.