martes, 12 de abril de 2011
I want my life to be eternally unperfect
sábado, 9 de abril de 2011
SUEÑOS HUMEDOS
sábado, 26 de marzo de 2011
Divagaciones sobre un tema, de Javier Salvago
este cansancio, esta desgana,
este saber, ya de antemano,
que nada sirve para nada.
La claridad que nos despierta
a una inclemente y gris mañana,
la claridad que ahuyenta sueños
de juventud, y nos desalma.
Este abandono, esta renuncia
al ideal y la esperanza,
este vender al dios que fuimos
por bagatelas y migajas.
Dejarlo todo para luego
-amigos, vida, libros, causas-
porque otras cosas que no amamos
están ahí y nos reclaman.
Sentir el viento, sobre uno
como una loza o una espada,
y ver que el tiempo se no va
de entre las manos, se acaba.
La madurez debe ser esto,
comprender cosas que espantaban
vistas desde lejos, comprender
que uno está preso en una trampa.
El desayuno, de Luis Alberto de Cuenca
cuando metes la pata,cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se nota
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aun me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
Voy a empezar contigo el desayuno>>
domingo, 13 de marzo de 2011
La historia de R. y Yo.
Cuestionarse las cosas, los hechos, no es desde luego señal de una existencia, digamos, exitosa o de una vida llevadera, dichosa, feliz. El camino hacia la verdad es, efectivamente, todo lo contrario al camino hacia la felicidad. "Felicidad", que bien suena... bonito nombre. Me lastima, sin embargo, el verla tan lejos. No por ello soy un amargado, un renegado o un depresivo: soy realista. Y la realidad supone un descubrimiento y una investigación más o menos efectiva de la verdad: de esa otra mitad; la formada por espadas certeras, puntiagudas e impregnadas de sangre, cuyo metal opaco, aunque lúcido, refleja a imagen y semejanza el dolor personificado. Una verdad donde "todo vale", siempre y cuando ese "todo" conlleve la aceptación del todopoderoso interés de unos pocos poderosos.
¿Cuál es, pues, la razón de mi existencia? ¿Por qué sigo en pie? El mundo es un lugar por el que merece la pena batallar. Pequeñeces día a día álzanme una sonrisa, ya que así lo deseo; las aprecio. No es complicado verlas, aunque sí sentirlas e interiorizarlas... una caricia, un beso, un "hola, ¿qué tal?", un chiste. Saber disfrutar de estas aparentes nimiedades insignificantes y corrientes es, más que una recomendación, un estilo de vida, cuyas metas son ciertamente discutibles y complicadas.
La solución a todo este enigma es la más sencilla, como en la mayoría de ocasiones ocurre: mirar a la pared. Ignorar las espadas a tus espaldas. Ver, tan solo, bloques y más bloques unidos y pintados de blanco ignorancia. Una monotoneidad interesantísima a vista de una mayoría abrumadora que nos rodea. No sé qué le ven. No sé qué les atrae. Supongo que es precisamente lo que a mí me falta: felicidad.
Soy un preso. Preso de mí mismo. De mi inconformismo. Puede que sea un error. Todo depende.
Entonces, R., miró hacia abajo. No se sentía mohíno. Se encontraba, más bien falto de expresión. Blanco. Volvió en sí. Dirigió su mirada hacia adelante y observó cómo las espadas comenzaban a herirle de gravedad, con ataques constantes a la totalidad de su cuerpo; su pulso, sin embargo, no cambiaba ni de intensidad ni de frecuencia. La sangre corría por todo su cuerpo. Cualquier observador de tal acto quedaría atónito no solo por la crueldad de éste, sino por la negación de R. a oponer resistencia. Éste se apoyó en la pared, la cual quedaría bañada de rojo, sonrió y de su boca salió lo siguiente:
- Yo, vivir en un mundo paralelo es lo complicado; lo sencillo es hacerlo en uno para lelos: el nuestro. Tú decides.
R. no murió. De hecho, comenzaría a avanzar y no parecía que fuera a parar nunca.
domingo, 27 de febrero de 2011
La genialidad de lo eterno
lunes, 7 de febrero de 2011
Tarjeta de Embarque a . . .
En el medio, divagando entre dos polos opuestos. Día y noche, genialidad e imbecilidad. Dando vueltas sin encontrar la puerta a lo cierto; volviendo a lugares extremadamente fríos en los que se están agotando las posibilidades de involucrarse. Y continúo balanceándome en el medio de la línea, como si la realidad fuese inmune a mis actos, porque parece que las cosas que se descosen a mi paso no tienen la menor importancia en lo cotidiano e inaguantable de cada tarde. No importa en cuál de las dos caras te encuentres, porque la vuelta del medio te hace sentir lo mismo siempre, lo que siento ahora: tristeza, añoranza y frío, mucho frío; joder que frío hace; es inaguantable y seco.
Porque ya ahora echo de menos tus cálidos pies entrelazados bajo las mantas con los míos, o un templado abrazo bajo la mirada fría de la luna entre los edificios, o el calor de la amistad entre tus lágrimas de grandeza. Lo echo de menos, mucho; porque esas son las situaciones que consiguen dar profundidad a mi vida. Porque estáis tan dentro de mí que no puedo evitar esta nostalgia que me empuja a coger un bolígrafo y ponerme a sentir cosas en una tarjeta de embarque. A la salida de un instituto quedó demostrado que podemos separarnos, e incluso dejarnos de hablar, que cuando la situación lo requiera el universo encontrará la forma de volver a juntarnos de nuevo.
Bailo en la línea continuamente, al son de una nostálgica guitarra que enfría mis entrañas y entorpece la realidad, pero que batalla con una cálida voz que me acerca cada día más a la eternidad para recordarme lo magnífico que es que el universo esté en impagable deuda conmigo, porque eso significa que podré seguir bailando al ritmo de mis poderosos sentimientos, que sólo me llevan a un lugar: a la tarjeta de embarque, a ti.
Embarcado en este continuo vaivén, profundo y denso, del que te liberas en la mitad de algo realmente incomprensible. Porque es en esa situación donde coincidimos: compartiendo dos ricas nuevas hamburguesas, enviando una foto de una ensalada, enviando una foto de dos ensaladas, durmiendo una noche juntos en el cielo del país, pagando dos tardes por ver documentales, cocinando cada día juntos, cocinando juntos + una más, cocinando sólo para otros, jugando a las cartas con desconocidos, levantándonos puerta con puerta, o simplemente conversando cada día, cada noche, contigo, con todos, sin importar cómo ni por dónde. Es la magia de poder encontrarnos justo en la mitad del desorden para recordarnos lo maravilloso que en realidad es esto.
Por muchas tarjetas de embarque que rellene con mis palabras, jamás voy a poder lograr expresar mis sentimientos de agradecimiento hacia ti, mi vida, y hacia ustedes, mi mundo. Ha sido un genial fin de semana, y necesario, con tres grandes veladas, una romántica, una entre amigos y otra entre familia. Una hamburguesa tierna y magníficamente acompañada, una sencilla ensalada tan clásica como le-gen-da-ria, y un bistec de ternera difícil de digerir al principio pero con un gran final. Me quedó pendiente una tarde entre chocolate blanco y vainilla que reanudaremos la semana que viene con una tarde de cine.
Porque por muy feas que se pongan las cosas, siempre podremos reencontrarnos en nuestro lugar: el que sea, pero contigo.
La vida es fría por las dos caras, pero estamos nosotros en la mitad para darnos calidez en medio de este continuo vaivén. Los grandes momentos son situaciones vacías que se llenan a reboSar en el momento en el que tú apareces. Te quiero. Os quiero.
PD: . . . aquí.
jueves, 3 de febrero de 2011
Hasta en las tonterías
EL COMIDISTA -elpais.com-
Como orientación, aqui va un párrafo ilustrativo:
"Como algunas de las cosas que se hacen aquí, por desgracia en España son decepcionantes. Tenemos potencial para hacerlo bien pero al final nos quedamos a medias. Se hacen con prisa y con atajos y, normalmente, con ingredientes de calidad regular. En Francia suelen usar buenas mantequillas, que influyen muchísimo en el sabor final, y son muy cuidadosos con el proceso. Se lo toman en serio"
Resulta familiar, no?